Para el historiador Antonio Zapata, la izquierda de hoy se levanta sobre una serie de acusaciones y percepciones prejuiciosas que la empañaron por más de 20 años, a causa de las acciones destructivas y crueles de Sendero Luminoso, y que le fue muy difícil de superar en los últimas décadas.

“Yo veo que esta vez hay una oportunidad para cambiar esa imagen negativa con la que aún se asocia a los grupos de izquierda. Sendero Luminoso empañó los símbolos, la hoz, el martillo, la palabra socialismo, los mitos. Todo eso lo ensombreció. Por eso los llaman terrucos, es la imagen que tiene la gente todavía. Cambiarla es difícil porque cada vez que se presentan se lo achacan”.   

Esta especie de ascenso político, de reorganización de la izquierda, se debe a que está en manos de otra generación de hombres y mujeres, pero sobre todo de mujeres, sostiene Zapata.

Esta generación de tránsito, es moderna,  acepta la democracia como un fin, no como un medio, ya no instrumental como antes que creía que participar en una elección era la oportunidad para hacerle propaganda a la revolución pues solo a través de ella se lograría cambios, recuerda.

“Esta izquierda asume la democracia sin complejos como parte del orden republicano”, afirma.

Otra característica de esta izquierda moderna, agrega, es que ha incorporado el tema ecológico, ambiental, que antes importaba un carajo, dice, pues lo importante era la industrialización, crear riqueza sin protección de la naturaleza.

“Es una izquierda que ha madurado en términos de sociedad porque hoy respeta reivindicaciones progresistas como el matrimonio homosexual y otras libertades de la vida social que antes no importaban. Antes la izquierda era bien machista y homofóbica”. 

Ni terrucos ni chavistas

Antonio Zapata es socialista, y es sensible al calificativo de terruco que los opositores esgrimen cada vez que se encuentran frente a un o una representante de esta opción política. Esa afirmación, explica, es totalmente infundada porque las organizaciones ya zanjaron con la violencia como también con la acusación de chavistas.

“Chávez ya murió, a Maduro le va pésimo, quién va a estar de ese lado. Por razones prácticas, nadie es chavista hoy. Hace 10 años tal vez”.

Una izquierda organizada le conviene al sistema democrático

Un paso importante que valora el historiador es que hoy la izquierda se presenta organizada, y al Perú le conviene un sistema de partidos maduro y equilibrado, integrado por grupos convencidos de sus ideas, que las predican con convicción para ganar el favor del público en elecciones.

“Que exista una izquierda y una derecha en el país le hace bien al Perú, a la democracia, le conviene su presencia en el Congreso de la República. De la izquierda, porque estarán representados sectores que hoy no canalizan sus demandas”.